jueves, 8 de enero de 2009

Los Primeros Males

Cuando estaba en primer año de colegio, me dio sarampión. No recuerdo mucho de ello, sólo que algún día amanecí rascándome y me decían que no debía hacerlo so pena de empeorar mis detestables ronchas. Así que fui fuerte y me aguanté, pensando que nunca más tendría semejantes granos y tal picazón por todo el cuerpo. Efectivamente, nunca tuve ronchas iguales sino peores que vinieron con la varisela que me atacó cuando estaba en el siguiente año de primaria. Recuerdo que me vi casi todos los capítulos de Marco, rascándome todo el cuerpo, aunque nunca vi el capítulo donde dicen que por fin encuentra a su mamá. La tercera enfermedad clásica infantil, las paperas, me dieron cuando tenía ya 30 años, lo cual fue motivo de burla de muchos de mis amigos.

El siguiente año de primaria, ya en tercer grado, me diagnosticaron comienzos de anemia. Aparentemente comía muy poco y asimilaba menos, lo cual explicaría mi poco desarrollo físico. El doctor me recetó entre otras cosas, un jarabe para abrir el apetito. Jamás olvidaré el nombre: se llamaba Rarical y sabía a rayos. Y no me abrió el apetito, me lo agigantó. Empecé a comer como por cuatro, y no engordaba nunca. Seguí siendo chato y flaco, pero no me cansaba así no más. Podía jugar tenis de mesa o fulbito horas de horas y me cansaba después de mucho rato. Comía de todo y a todas horas, todo lo que hoy me engorda, en ese tiempo podía combinarlo y mezclarlo. Hoy subiría 10 kilos en una semana si comiera como en ese entonces. El fin de esos días llegó un verano, ya a los ventitantos años cuando me dio gastroenterocolitis severa, lo que originó los tres días más aburridos de mi vida, conectado a suero intravenoso y un selecciones como única cmpañía en mi cama de la clínica. Bajé 7 kilos en 3 días y a partir de entonces recuperé peso, mucho más del que ya tenía.

Cuando estaba ya en la adolescencia, mi hermano y yo fuimos atacados por el Botulismo, una infección con síntomas similares a los del cólera o la salmonella: náuseas, diarrea, fiebre, dolor de cabeza, deshidratación. No podíamos salir de casa y no podiamos hacer mucho pues nos agotábamos rápido. Lo único ¿bueno? es que fue un verano mientras estábamos de vacaciones, así que no perdimos clases. Tomábamos agua mezclada con un polvo extraño similar al milo, pero que sabía como tierra. Eso nos mantenía en el día, mientras no teníamos fiebre. Llegó un día en que ésta empezó a subir, de 37 en la mañana subió hasta 39.5 en la noche. Mis padres asustados llamaron a la enfermera de mi abuela quien nos puso una inyección de antalgina, pues la fiebre estaba por llegar a 41 (debo confesar que es lo único que me baja la fiebre alta hasta hoy en día a pesar de que creo que está prohibida). Ello según dicen las malas lenguas nos salvó de que "se nos queme el cerebro".

Lo último serio que tuve fue un cuadro de stress severo, aunque eso fue alrededor de los 20 años en que trabajaba ya como entrenador de tenis de mesa de mi colegio, en una sociedad agente de bolsa como asistente del Gerente de Operaciones, llevaba clases de programación en Cibertec, entrenaba como parte del equipo de Tenis de Mesa del Lawn Tennis y dictaba clases particulares de inglés, todo a la vez. Siempre estuve acostumbrado a hacer varias cosas, pero nunca había sufrido antes de stress. El doctor fue determinante: o dejas de hacer una o dos de tus actividades o te dará un "surmenage" en una o dos semanas.

No sabía que significaba esa palabrita pero me dio algo de miedo así que dejé de dar las clases de inglés. Aún así, uno de los días que regresaba a casa en una combi por la arequipa, realmente me asusté. Por unos 30 segundos no recordaba donde estaba ni donde era que estaba yendo. No era amnesia, simplemente no estaba seguro hacia donde me dirigía. Eso es el comienzo del "surmenage" me dijeron, "se te van a revolver las ideas", me amenazaron. Cuando empecé a olvidar donde ponía cosas o buscar algún objeto por todos lados hasta darme cuenta que lo tenía en la mano, me dio pánico. Fue entonces que decidí recortar mis actividades o al menos estar preparado para semejante horario. Siendo deportista, debía ser capaz de organizarme, lo cual hace que algunas personas se sorprendan cuando se ven mi horario de trabajo... digo, de trabajos...

2 comentarios:

  1. Creo que todos pasamos por esas enfermedades, leyendo me acorde como picaba la varicela jejeje, y yo sí me rasque y me quedaron algunas marcas en la cara.
    Ahora son más complicadas, el corazón, la presion alta, los triglicéridos y el colesterol. Aunque me olvido de ellas ante un buen plato.
    Muy entretenidos los artículos,
    Saludos, un abrazo y Exitos,
    H:B

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  2. cuando a mi me dio varicela en kinder, me la pasé viendo pobrezas y riquezas en un televisor de 14 pulgadas a blanco y negro.
    fue genial.

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