domingo, 15 de agosto de 2010

Fracasos Sentimentales

En "Mi Primera Desilusión" he contado ya como fue mi suerte con la primera chica que me gustó cuando era niño y en "Mi Primera Metida de Pata" he revelado lo torpe que era con las chicas que me gustaban cuando ya era algo más grande. No sé si se trate de una especie de castigo a través del tiempo, pero casi siempre que una chica me gustaba, algo malo me pasaba en relación con ella. Guardo algunos buenos recuerdos y otros que pueden parecer muy tristes, pero cuando se miran hacia atrás no se puede evitar dibujar una sonrisa.

VV una chica que vivía por mi barrio me gustaba mucho, era de las chicas que podía quedarme mirando durante largo rato. Sin embargo casi no la conocía como persona. Con mi proverbial timidez era difícil que yo iniciara una conversación con una chica, menos si me gustaba. Pensaba que sólo podría tartamudear y/o decir cosas ininteligibles. MA era uno de mis mejores amigos del barrio y el típico conquistador, el que sabía "meter letra", el que bailaba muy bien, y que obviamente tenía un montón de amigas. Y VV era una amiga común así que lo lógico era que terminaran estando juntos. No sería la primera vez que vería a alguna chica que me gustaba terminar de enamorada de alguno de mis amigos y de algunos no tan amigos que digamos. En algún momento pensé que sin saber cómo terminaba uniendo parejas ya que una vez que me fijaba en alguna chica que me gustara, pasaba poco tiempo antes de que estuviera con alguien.



Cuando ya empezaron a invitarme a fiestas, yo no sabía bailar, razón por la cual me pasaba sentado la mayor parte del tiempo. En una de ellas que fue justamente en casa de VV, ella y mi amigo MA me enseñaron a bailar. Es uno de los más gratos recuerdos que aún conservo, me decían que cualquier chica aceptaría bailar conmigo y que debía aprender a hacerlo. Yo estaba seguro de que ninguna chica aceptaría ni siquiera hablar conmigo. Sin embargo, me enseñaron lo que pudieron y en las siguientes fiestas ya asistí sabiendo bailar algo, pero como me demoraba en decidirme a sacar a alguien, ya no quedaban chicas disponibles como pareja de baile. Poco tiempo después empezarían a ir las hermanas de algunos de mis amigas, las cuales eran 3 o 4 años menores que nosotros. Y como me seguía quedando sin pareja y a ellas nadie las sacaba porque eran las "niñas" (todos éramos niños en ese entonces), empecé a sacarlas de tanto en tanto. Un par de años más tarde, una de ellas me empezó a parecer muy atractiva, sus ojos eran lo que más me llamaba la atención. Bailaba con VG pero no hablábamos, no se me ocurría que decirle.

A una de las últimas fiestas a las que asistí fue también HF, quien después de supuestamente haber sido muy amigo mío, me odiaba. Nunca supe porqué pero siempre me molestaba y trataba de humillarme delante de mis otros amigos. Fue el único que logró que perdiera el control de mí mismo por primera vez: cuando ya me hizo perder la paciencia mis manos se convirtieron en platillos aplastando sus cachetes al mismo tiempo. Y entonces cuando le dije que si quería pelear, que de una vez empezara no se atrevió y todos los que estaban se burlaron de él llamándolo cobarde. Su venganza fue decirle a VG que yo estaba "templado de ella". Aún recuerdo que él me preguntó porqué la había sacado varias veces a bailar. Le dije que no me había dado cuenta, lo que era en parte cierto. Cada vez que había una canción que me gustaba la sacaba a ella, pero es que nos parábamos cerca también (¿o yo me acercaba sin darme cuenta?). Lo cierto es que recuerdo que HF se acercó a ella y pude prácticamente leerle los labios mientras le decía que yo le había dicho a él que me gustaba mucho y que si quería estar conmigo, para leer en los labios de ella un muy entendible "no". Mientras veía todo como en cámara lenta sentí dentro de mí sentí una emoción muy grande e indefinible, no estaba seguro si era odio por HF, tristeza por VG o vergüenza por quien pudiera haber escuchado lo que dijeron. Lo único que atiné a hacer fue a sentarme en un rincón y no volver a bailar con nadie más por el resto de la noche mientras trataba de evitar que cayeran lágrimas (de cólera, de tristeza o de ambas).

En la siguiente fiesta a la que acepté ir, estaba VG junto a otras amigas. Mi tristeza fue más que grande al constatar que todas me miraban con cólera. Hasta hoy en día me pregunto si era porque pensaban que no me atreví yo a decir nada directamente, o era porque sabían que una de ellas me gustaba. Preferí mantenerme alejado y dejar que el tiempo borre ese triste episodio. Lo que dejó como secuela es que optara por no revelar jamás a nadie, ni que se note siquiera, cuándo una chica me gustaba o no. Y cuándo alguien me gustaba tendía a alejarme, quizá por ello nunca tuve enamorada durante todo el tiempo que viví en la casa de San Isidro.