martes, 9 de marzo de 2010

Enredos Infantiles

Como ya he contado en alguna de las entradas anteriores, siempre odié ser una especie de "niño modelo". La mayoría de mamás querían que yo fuera amigo de sus hijos, quizá para que les sirva de ejemplo. La verdad es que yo era tan tímido que era incapaz de hacer alguna travesura o portarme mal. Tampoco me nacía hacerlo así no hubiera sido tan obediente de niño. Otra de las "virtudes" que tenía (y la tengo aún) es que me gusta hacer casi de todo. Es decir, son pocas las actividades que no me agradan, así que es difícil que me aburra con algo. Por ello cuando iba a la casa de algún amigo, o este venía a la mía, casi siempre estaba de acuerdo con lo que propusieran. No recuerdo ninguna ocasión en que haya rechazado algún juego o deporte.

Hubo un tiempo en que iba a jugar a casa de uno de mis amigos del barrio. Lo conocí porque era medio-hermano de un amigo de mi hermano mayor. Una de las cosas que más me gustaba era cuando jugábamos con barcos: el tenía dos o tres de esos buques guerra de plástico que vienen para armar, así que convertíamos el parquet de su departamento en nuestro océano para jugar a las batallas navales. Pero lo que nunca me esperé fue que el día de su cumpleaños quisiera jugar a las batallas... con su hermana y sus amigas. Quería que haya dos equipos, uno de chicos y uno de chicas y que ambos pelearan (al estilo lucha libre olímpica). Su hermana era dos o tres años mayor que nosotros al igual que sus amigas, y obviamente le pareceríamos bebes así que ni caso hizo. En mi caso yo no creía lo que estaba escuchando, pero cuando H. F. trató de desalojar a su hermana del sillón me di cuenta de que hablaba en serio. Pero cuando esta última lo sacó a empellones de su cuarto y cerró la puerta con llave respiré aliviado pensando que la "guerra de los sexos infantil" había terminado.



Pero no los eventos de lucha, ya que H. F. decidió que el lucharía contra todos nosotros, pudiendo usar lucha, karate, tae kwon do, judo, y no recuerdo que más. Pero si recuerdo que nosotros (éramos unos 4) sólo box. En ese momento yo pensaba si sabía realmente de que hablaba y si conocía realmente las artes marciales de las que hablaba. Uno de sus amigos le explicó que si hablaba de box, le podían dar un mal golpe, así que ese deporte quedó eliminado de la nueva "competición". Siendo alguien totalmente pacífico solo me limité a ver como peleaban entre ellos, pero como casi termina en una verdadera bronca (totalmente esperable) decidieron que solo fuera lucha en equipos de a dos... lo cual me incluía a mí. Esta vez no me salvaría de tener que pelear con alguien. Se sorprendieron mucho de que rápidamente dominara a mi improvisado rival. De hecho no tenían como saber que poco tiempo antes había practicado judo y que con la agilidad que me daba el tenis de mesa, era difícil atraparme en algún tipo de llave, más si ellos desconocían como hacerlas. Cuando ya se fueron los amigos, quedé yo solo un rato más, pues a pesar de que vivía a la vuelta mis padres me recogerían. H. F. insistía en que me quedara un rato más. Incluso decía que si quería me quedara a dormir. "Podemos bañarnos juntos" recuerdo claramente que dijo. Por dentro me asusté, como que no me parecía muy adecuada la "proposición". Afortunadamente llegaron pronto a recogerme y pude refugiarme de regreso en casa.

Algún tiempo después, mientras jugábamos con bicicletas y skates uno de mis amigos soltó un "uyyy". H. F. había dicho que yo era una especie de autómata de propiedad de M. A. porque este había dicho que yo le hacía caso en caso en casi todo lo que él decía. En otras palabras, decía que yo actuaba de acuerdo a su voluntad. No sabía si decía o no la verdad, pero teniendo en cuenta que H. F. no era nada confiable podía estarlo haciendo sólo para molestarme y hacerme quedar mal con M. A. con quien no se llevaba (y era uno de mis mejores amigos, o así lo creía yo). Así que en cuestión de segundos tenía que pensar que responder para no quedar mal yo también. Al final terminé diciendo "yo sólo le hago caso en lo que me conviene..." Lo cual era cierto, no iba a hacer caso de realizar actividades que no me agraden. Pero casi todos se rieron y dijeron que yo era muy inteligente y a la vez malvado por manipularlo (o algo similar) a mi amigo...

Aparentememte nadie le dijo nada a M. A. después de este evento o simplemente él no le dio mayor importancia pues seguimos jugando y reuniéndonos en alguna de ambas casas de tanto en tanto. O jugando en grupo los partidos de fulbito que ya he mencionado antes. Lastimosamente habrían aún más enredos en el futuro, algunos bastante graves que ya serán materia de una entrada posterior.